Gente digital

Por John Markoff
Un nuevo sistema de cámaras futuristas podría cambiar de varias maneras la naturaleza de la cinematografía
En un oscuro garaje de Palo Alto, California, Steve Perlman les está cambiando el rostro a los actores digitales. Un ex ingeniero de Apple Computer, que cofundó WebTV Networks y Moxi, Perlman le está dando los toques finales a Contour, un sistema de cámaras futuristas que le añadirá efectos fotorrealistas de 3-D al entretenimiento digital. El nuevo sistema fue presentado recientemente en Boston, y los efectos creados por él podrían empezar a aparecer este año.
El sistema podría cambiar de varias maneras la naturaleza de la cinematografía, de acuerdo con productores y tecnólogos de Hollywood que planifican usarlo. Por ejemplo, hará posible la creación de actores sintéticos convincentemente realistas, al capturar los movimientos faciales de actores reales con mucho mayor detalle de lo que es posible actualmente.
David Fincher, quien dirigió las películas ‘Fight Club’ y ‘Panic Room’, proyecta usar el sistema Contour este año cuando filme ‘The Curious Case of Benjamin Button’, una cinta basada en un cuento de F. Scott Fitzgerald en el que Brad Pitt encarnará a un personaje que rejuvenece en lugar de envejecer.
“En lugar de atrapar puntos en una cara, se podrá capturar toda la piel”, explica Fincher. “Vamos a poder capturar la enorme cantidad de detalles y gestos de la expresión humana que no pueden ser planificados de antemano”.
La tecnología permitirá a los cineastas transformar el aspecto de un actor en la computadora, elevando así las posibilidades de una nueva forma de video digital en el que la persona controla el punto de vista -lo que se está llamando en Hollywood “entretenimiento navegable”.
El sistema Contour requiere que los actores cubran sus rostros y ropas con un polvo fosforescente que no se ve bajo condiciones normales de luz. En un cuarto de luz sellada, los actores se sitúan frente a dos equipos baratos de cámaras de video que están sincronizadas para filmar a la vez su apariencia y forma. Las escenas se iluminan con luces fluorescentes que parpadean rápidamente, y las cámaras capturan la luz del polvo brillante durante intervalos de oscuridad demasiado breves para que el ojo humano los perciba.
Las imágenes capturadas se transfieren entonces a un grupo de computadoras que reorganizan las formas tridimensionales de las áreas brillantes. Éstas pueden ser entonces manipuladas e incluidas dentro de escenas digitales más grandes utilizando programas sofisticados como Maya, de Autodesk, o Face Robot, de Softimage.
“Steve realmente la va a pegar en grande con esto”, dice Ed Ulbrich, vicepresidente de Digital Domain, una compañía de efectos especiales de Venice, California. “El Santo Grial de los efectos digitales es poder crear un ser humano que sea fotorrealista”.
Hasta la fecha, para que un actor digital luzca real se ha requerido de computadoras muy potentes, a costos muy elevados.
“Ya se ha usado en ‘stunts’ y en grandes escenas de efectos especiales”, dice Ulbrich. “Ahora podremos usarlo para una escena, por ejemplo, en la que dos actores están sentados a una mesa, hablando. Tendremos la capacidad para contar historias con ‘close-ups’ que hagan reír o llorar al público”.
El sistema de Perlman es un salto adelante de la tecnología conocida como “captura del movimiento”, ampliamente usada ya en juegos de video o películas como ‘The Polar Express’, protagonizada por Tom Hanks en varios papeles digitales.
La “captura de movimiento” reduce los costos de la animación en computadora, a la vez que crea movimientos que lucen más naturales. Los sistemas actuales de dicha tecnología trabajan ubicando la localización de cientos de bolitas reflectoras atadas a un actor humano. Esto permite que los movimientos de un actor puedan ser registrados por una cámara muchas veces por segundo. Pero el registro digital se limita al movimiento, y no incluye la apariencia en sí del actor.

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